México y España darán en breve un significativo paso al aliarse para investigar y proteger los fondos arqueológicos submarinos

Tereixa Constenla. El País. 11 MAY 2014 – 00:24 CET
Algo se mueve bajo el agua. La libertad de los cazatesoros para explotar a sus anchas el patrimonio histórico sumergido se va achicando. México y España darán en breve un significativo paso al aliarse para investigar y proteger los fondos arqueológicos submarinos. Durante la próxima visita de Estado del presidente Enrique Peña Nieto a España, prevista para los días 9 y 10 de junio, ambos países firmarán un memorando de entendimiento “para la cooperación en la gestión, investigación, protección, conservación y preservación de recursos y sitios del Patrimonio Cultural Subacuático”, según ha confirmado el Ministerio de Asuntos Exteriores.

El acuerdo, que suscribirán el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH), despejaría una hipotética pugna diplomática por los restos del mítico Juncal, un galeón español del siglo XVII hundido durante su travesía entre Veracruz y La Habana con un millón de monedas de plata y reales y que el INAH lleva años investigando.juncal

“La colaboración científica y de protección legal es indispensable entre ambos países, ya que tenemos una historia marítima tejida en conjunto a lo largo de varios siglos. Además, es la oportunidad para generar un modelo de participación conjunta y mostrar que trabajando en equipo se logran mejores resultados que discutiendo a favor o en contra de los dos países. La ciencia y el conocimiento no tienen fronteras”, defiende Pilar Luna, subdirectora de Arqueología Subacuática del INAH y figura emblemática en la defensa del patrimonio subacuático , en un correo electrónico.

En las aguas de México, el instituto ha contabilizado más de 300 pecios. La Armada española, por su parte, ha documentado allí el hundimiento de 36 barcos propios —en todo el mundo se han inventariado hasta el momento 1.580 naufragios españoles—, gracias a un proyecto de investigación que le permitió rastrear sus principales archivos (Viso del Marqués, Madrid y Murcia).

Los documentos históricos resultaron cruciales para decantar a favor de España el pleito contra Odyssey por el tesoro de La Mercedes y lo han sido para reconstruir la peripecia novelesca del Juncal.

El navío, que había zarpado de Veracruz con más de 300 personas a bordo y una carga valiosa de plata, metales preciosos, chocolate, sedas y tintes, también despertó el apetito de la empresa de cazatesoros. En 2009 Odyssey intentó sin éxito que el Gobierno de México le autorizase los trabajos para localizar el galeón.

No fue el primer buscador de tesoros que olfateó el potencial delJuncal. En los años setenta varias empresas se interesaron por el pecio. Su afán alertó a la Administración mexicana, que ha mantenido una férrea oposición frente a los expoliadores. La búsqueda del navío se convirtió en un asunto de Estado. Se ha reconstruido su historia a partir de archivos de México, España, Colombia, Guatemala, Cuba e Inglaterra y se han realizado tres campañas con un buque oceanográfico de la Universidad de México para rastrear un área de 1.500 kilómetros cuadrados en la Sonda de Campeche, donde se estima que se produjo el hundimiento.

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