La alfombra de herramientas de Messak Settafet: una obra de cientos de miles de años

Fuente: PlosOne a través de ABC

Un nuevo estudio intensivo de la escarpadura de Messak Settafet, un afloramiento masivo de piedra arenisca en medio del desierto del Sáhara, ha demostrado que las herramientas de piedra se producen de manera ubicua en todo el paisaje, con un promedio de 75 artefactos por metro cuadrado, o 75 millones por kilómetro cuadrado.

Los investigadores, cuyo trabajo se publica este miércoles en la revista «Plos One», dicen que esta gran «alfombra» de herramientas de la Edad de Piedra es el primer ejemplo conocido de todo un paisaje modificado por los homínidos. Messak Settafet tiene una longitud total de 350 kilómetros, con una anchura media de 60 kilómetros y partes del paisaje son «antropogénicas» o hechas por el hombre, mediante la creación de herramientas durante cientos de miles de años.

El equipo de investigación ha utilizado este y otros estudios para tratar de estimar el volumen de las herramientas de piedra durante el último millón de años de evolución humana procedentes solo del continente africano. Dicen que es el equivalente a más de una Gran Pirámide de Guiza por kilómetro cuadrado de todo el continente (2,1 x 1.014 metros cúbicos de roca).

Imágenes del estudio publicado en la revista «Plos One»

«La piedra arenisca Messak, ahora en medio de los vastos mares de arena de Libia, habría sido una roca de alta calidad para que la rompieran los homínidos. El paisaje es, en efecto, una alfombra de herramientas de piedra, probablemente hecha en el Pleistoceno Medio y Superior», afirma el doctor Robert Foley, del Centro Leverhulme de Estudios Evolutivos de la Universidad de Cambridge, quien condujo la investigación junto a su colega Marta Mirazon Lahr.

«El término «Antropoceno» ahora se utiliza para indicar el punto en que los seres humanos comenzaron a tener un efecto significativo sobre el medio ambiente», señala Mirazon Lahr. «El momento crítico puede ser el comienzo de la revolución industrial, hace unos 200 años. Algunos hablan de un ‘Antropoceno temprano’ hace unos 10.000 años, cuando los bosques comenzaron a ser talados para la agricultura», agrega.

«Sin embargo, la fabricación de herramientas de piedra se remonta a hace más de dos millones de años y se ha realizado poca investigación sobre el impacto de esta actividad. Messak Settafet es el ejemplo más antiguo demostrado de las cicatrices de la actividad humana en todo un paisaje. Los efectos de nuestra tecnología en el medio ambiente pueden ser considerablemente mayores de lo que se pensaba», afirma Mirazon Lahr.

Imanes para las poblaciones de homínidos
«Está claro por la escala de la actividad cómo eran de importantes las herramientas de piedra y se ve que los homínidos africanos fueron fuertemente dependientes de la tecnología -subraya Foley-. Paisajes como estos deben haber sido imanes para las poblaciones de homínidos, bien para conseguir piedras o como residencia».

Los investigadores dicen que si, como parece probable, el éxito de las comunidades de la Edad de Piedra dependía en gran medida de la fabricación de herramientas, supondría una enorme ventaja conocer, recordar y, de hecho, controlar el acceso a las zonas con una «superabundancia» de las materias primas, como este área de Settafet Messak.

«Los homínidos pudieron haberse vinculado a estas áreas, incapaces de alejarse demasiado si la supervivencia dependía del acceso a las materias primas para las herramientas, y obligados a hacer otras adaptaciones subordinadas a esa necesidad», argumenta Mirazon Lahr.

Una manera en la que el impacto ambiental de la excavación para herramientas por parte de los homínidos puede haber sido positiva para los seres humanos posteriores es a través de grupos de pequeños pozos de explotación de canteras repartidos por todo el paisaje, de hasta un máximo de dos metros de diámetro y 50 centímetros de profundidad. Estos pozos han conservado la humedad, con aguas superficiales aún hoy visibles después de las lluvias.

Al combinar sus datos con amplios estudios previos llevados a cabo en África, los investigadores trataron de estimar aproximadamente la cantidad de piedra que había sido utilizada como herramientas. Aunque la fabricación de herramientas de piedra se remonta por lo menos 2,5 millones de años, los autores limitaron la estimación a un millón de años. Así, calculan una densidad media de entre 0,5 y 5 millones de artefactos de piedra por kilómetro cuadrado de África, el equivalente a entre 42 y 84.000.000 de las grandes pirámides de Guiza.

Un estudiante resuelve gracias a Google el enigma de un bombardeo cósmico del siglo VIII

Barcelona. (Redacción de La Vanguardia).- La revista Nature publicó hace unas semanas una interesante investigación llevada a cabo por científicos japoneses que describía una potentísima oleada de radiación procedente del espacio exterior en el siglo VIII.

Anglo-Saxon-Chronicle

Textos como el Anglo-Saxon Chronicle a menudo se refieren a eventos astronómicos / Mary Evans Picture Library | Nature

Las huellas de este extraordinario evento habían sido encontradas impresas en los anillos de los árboles de la época mediante el análisis de carbono 14. Un estudiante de la Universidad de California Santa Cruz, de nombre Jonathon Allen, asegura que podría haber aclarado el misterio, y todo gracias a una simple búsqueda en Google, según se recoge en este blog.

Según explica en un artículo enviado a Nature, en el año 774 d.c. apareció un misterioso «crucifijo» rojo en el cielo, una señal que fue recogida por una crónica anglosajona del siglo VIII en el The Avalon Project. Esa extraña cruz pudo haber sido la explosión de una supernova nunca antes reconocida.

Al joven estudiante le picó la curiosidad. Las únicas causas que podían provocar un impacto tan poderoso solo podrían ser la explosión de una supernova o gigantescas llamaradas solares, pero ninguno de estos eventos estaban registrados en los años 774 y 775 d.c., etapa en los que se dispara el índice de carbono-14 de dos viejos cedros japoneses analizados.

Geza Gyuk, astrónomo del Planetario Adler de Chicago, EE.UU., experto en utilizar las crónicas anglosajonas para investigar eventos astronómicos, dice que el descubrimiento de Allen es sorprendente y muy sugerente. Por otra parte, Donald Olson, físico de la Texas State University en San Marcos, EE.UU., asegura que “otra posible explicación del «crucifijo rojo» en el cielo puede ser la dispersión de la luz del sol en un nube tenue de cristales de hielo. Obviamente, ahora les toca a los astrofísicos buscar pruebas firmes que confirmen o desmientan la hipótesis del joven Allen.

Fuente: La Vanguardia 29/6/2012

Un cambio climático acabó con la civilización del Valle del Indo

Un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) que combina las últimas evidencias arqueológicas con las últimas tecnologías de la geociencia, ha demostrado que el cambio climático fue un ingrediente clave en el colapso de las civilizaciones presentes en el Valle del Indo hace 4.000 años. El estudio también resuelve el debate que lleva tanto tiempo abierto sobre el origen y el destino del Sarasvati, el río sagrado de la mitología hindú.

Mohenjo-daro Rey Sacerdote

Estatua del rey sacerdote, en Mohenjo-daro, usando ajrak sindhi, periodo harappano maduro tardío, Museo Nacional (Karachi, Pakistán)

Se extiende más de 1 millón de kilómetros cuadrados a través de las llanuras del río Indo, desde el Mar Arábigo hasta el Ganges, a través de lo que es ahora Pakistán, el noreste de India y el este de Afganistán, la civilización del Valle del Indo es la más antigua, al menos que sepamos, de las primeras culturas urbanas, que también incluyen a Egipto y Mesopotamia. Sus contemporáneos, los Harappanos, vivían cerca de las riveras para aprovecharse de la fertilidad de esas zonas. «Hemos reconstruido la dinámica del paisaje de la llanura donde se desarrolló la civilización del Indo de 5200 años atrás, cómo construyeron sus ciudades, y poco a poco se desintegraron entre 3900 y 3000 años atrás«, explica Liviu Giosan, un geologista de Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) y autor principal del estudio publicado sobre el fin de estas culturas.

Hoy en día, numerosos restos de los asentamientos de los harappanos están localizados en la región desértica, lejos de cualquier río fluvial. En contraste a Egipto y Mesopotamia, que han seguido unos cánones clásicos de desarrollo, esta cultura en el sur de Asia con una población que representaba el 10 por ciento de la población mundial, fue totalmente olvidada hacia 1920. Desde entonces, una oleada de investigaciones arqueológicas en Pakistán y la India ha descubierto una cultura urbana sofisticada, con multitud de rutas comerciales internas y bien establecidos los enlaces marítimos con Mesopotamia, estándares en la construcción de edificios, sistemas sanitarios, etc. «Consideramos que es el momento de que un equipo de científicos interdisciplinarios contribuyan al debate sobre cuál fue el destino de esa gente» ha añadido.

La investigación ha sido llevada a cabo entre 2003 y 2008 en Pakistán, desde la costa del océano Arábigo hasta los fértiles valles de Punjab y el norte del desierto de Thar. El equipo internacional incluye científicos de EEUU, Inglaterra, Pakistán, India y Rumanía. Todos expertos en geología, geomorfología, arqueología y matemáticas. Combinando imágenes por satélite y datos topográficos, los investigadores han analizado mapas digitales de las zonas cercanas al Indo y a los ríos vecinos.

«Una vez conseguida esta nueva información sobre la historia geológica, hemos podido reexaminar todo lo que ya sabíamos sobre los yacimientos, lo que plantaban y cuándo, y cómo iba cambiando todo lentamente» explica el co-autor, Dorian Fuller, arqueólogo de la Universidad de Londres.

El nuevo estudio sugiere que el descenso en las lluvias del monzón llevó a una dinámica de ríos debilitados, y supuso un cambio crítico ya que los harapanos se servían de esta gran cantidad de agua para cuidar de sus excedentes alimenticios lo que acabó por llevarles a su desaparición.    Leer más de esta entrada

Nuevas mediciones podrían confirmar la hipótesis Gaia

Por Yaiza Martínez. Una novedosa herramienta de análisis del ciclo del azufre determinará si es o no cierto que nuestro planeta se autorregula, como cualquier otro ser vivo. En 1979, se hizo pública la denominada hipótesis Gaia, que postulaba que la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un organismo vivo. Pero, ¿es realmente la Tierra (Gaia) un ser vivo gigante?

Imagen NASA

Un método recientemente desarrollado por científicos de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, basado en las mediciones del ciclo del azufre, podría desvelar esta incógnita. En 1979, el químico James Lovelock y la bióloga Lynn Margulis hicieron pública la denominada hipótesis Gaia, que postulaba que la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un todo coherente y un sistema autorregulador que tiende al equilibrio, en definitiva, como un organismo vivo. Según publica dicha Universidad en un comunicado la clave estaría en un elemento químico que se encuentra entre los 10 más abundantes del universo: el azufre.


En los océanos, los organismos marinos producen un compuesto del azufre, el dimetilsulfuro, que es lo suficientemente estable como para resistir la oxidación del agua y que se produzca su transferencia al aire y a la superficie terrestre. Es lo que se denomina el “ciclo del azufre”, un proceso que se desarrolla a través de la tierra, la atmósfera y los seres vivos marinos, y que juega un papel crucial tanto en el clima como en la salud de los organismos y ecosistemas.

De hecho, las emisiones de dimetilsulfuro son esenciales para la regulación del clima, a través de su transformación en aerosoles, que se cree influyen en el equilibrio de radiación térmica terrestre.

Lo que han hecho Harry Oduro, de la Universidad de Maryland, en colaboración con el geoquímico James Farquhar, y la bióloga marina Kathryn Val Alstyne, de la Western Washington University, es desarrollar una herramienta que posibilita el rastreo y la medición del sulfuro a lo largo de todo el ciclo del azufre: desde la metabolización de estos compuestos por parte de los organismos oceánicos hasta la atmósfera y la tierra.     Leer más de esta entrada

El aumento de la temperatura del océano causa la muerte de 4.000 pelícanos en las costas peruanas

Lima, 9 may (EFE).- La muerte de unos 4.000 pelícanos en diferentes playas del Perú durante las últimas tres semanas está causada por inanición al escasear la anchoveta, su único alimento en el litoral peruano durante el otoño.

Pelícanos muertos en Perú

Fotografía cedida por Andina donde se ven varios pelícanos muertos en la reserva natural de Illescas, en Piura (Perú). EFE/Archivo

Así concluye el estudio realizado por el biólogo Carlos Bocanegra, de la Universidad Nacional de Trujillo (Perú), quien analizó a 20 ejemplares cuyo sistema digestivo no contenía su alimento habitual y en cambio presentaban un «elevado y preocupante» número de parásitos. Los pelícanos perecieron progresivamente desde el norte de Perú hasta llegar esta semana a Lima, pero es en la región de Trujillo donde se acumulan la mayor parte de ellos.

Este hallazgo se produce apenas dos semanas después de que en las playas del norte de Perú aparecieran muertos casi 800 delfines sin que la principal causa haya podido definirse todavía, aunque el Gobierno la achaca a un virus y las organizaciones ecologistas a las exploraciones petrolíferas realizas en esa zona.

Según relató Bocanegra a Efe, hasta 15 de los 20 pelícanos analizados no contenían alimento en su sistema digestivo y 5 de ellos tenían otro alimento que no es propio de estas aves, lo que «indica que no encontraron la anchoveta, que ha emigrado hacia el sur por un inusual aumento de la temperatura superficial del mar«.

Los datos del Instituto del Mar del Perú (Imarpe) revelan que las aguas del litoral de Trujillo se encuentran hasta ocho grados por encima de lo habitual en esta época, ya que se ha constatado que se encuentra en 22 grados centígrados, cuando lo usual es que se mantengan entre los 14 y 17 grados. «Es una anomalía muy fuerte que provoca que la presa emigre al sur y las aves también se muevan con ella, pero ahora los pelícanos no están apostados en zonas de su hábitat natural, como islas y ambientes rocosos, sino en playas arenosas«, añadió.

Según el biólogo el fenómeno se puede alargar hasta julio, cuando una vez llegado el invierno la temperatura del agua pueda recuperar sus niveles habituales. Lo que preocupó a Bocanegra fue hallar en el interior de los pelícanos estudiados hasta 120 ejemplares de «Ascaris lumbricoides», un endoparásito, cuyas hembras arrojan hasta 250.000 huevos que son posteriormente excretados.

«Esto no fue la causa de la muerte de las aves, pero ayudó a ella porque bajó las defensas del pelícano en su alto número. Una vez muertos suponen un riesgo para la salud pública«, apuntó. Por esta razón la Dirección General de Salud Ambiental lanzó ayer la recomendación de restringir el acceso en algunas de las playas donde aparecen los pelícanos muertos y recomendó a la población abstenerse de aproximarse a estos balnearios con aves muertas.

Mientras tanto el Ministerio de Agricultura, a través del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria, descartó en sus investigaciones que la causa de la muerte sea la gripe aviar.

Fuente: EFE

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El último viaje del ‘Exxon Valdez’

El ‘Exxon Valdez’, que el 24 de marzo de 1989 encalló en las costas del estrecho del Príncipe Guillermo (Alaska), provocando uno de los mayores vertidos de petróleo (el vertido del Golfo de México en 2010 fue ocho veces mayor y el del Prestige en 2002 aproximadamente de la misma magnitud) y una de las peores catástrofes ecológicas de la historia, navega en estos momentos hacia Singapur, su último destino, donde será achatarrado tras su venta por 16 millones de dólares.

Entregado en diciembre de 1986 a la naviera Exxon, el superpetrolero mide 301 metros de largo, 50 de ancho y era capaz de transportar 1,5 millones de barriles de crudo en sus bodegas.

Exxon Valdez

El ‘Exxon Valdez’, remolcado tras provocar un desastre ecológico en Alaska en 1989. | AP

El barco hacía regularmente el trayecto entre la terminal petrolífera de Valdez (Alaska) y los puertos de la costa oeste de Estados Unidos. En la noche del 24 de marzo de 1989, cuando navegaba a las órdenes del capitán Joseph Hazelwood (cuya carrera se hundió como el barco) rumbo al puerto californiano de Long Beach, debido a una serie de errores y negligencias, el ‘Exxon Valdez’ encalló en el arrecife Bligh, vertiendo al mar entre 41,6 y 121 millones de litros de crudo, el equivalente a la capacidad de entre 16 y 48 piscinas olímpicas.

Tras ser reflotado, la nave llegó el 10 de junio a San Diego (California), para ser reparada. A final de aquel año el buque, rebautizado ‘Exxon Mediterranean’, volvió a hacerse a la mar, pero no regresó a Alaska, ya que las autoridades de aquel estado habían prohibido por ley que el barco navegase por sus aguas.

En los 90, el ‘Exxon Mediterranean’ fue rebautizado como ‘SeaRiver Mediterranean’, posteriormente ‘S/R Mediterranean’, para acabar simplemente como ‘Mediterranean’. En 2005 el barco fue vendido a una compañía china, que lo rebautizó como ‘Dong Fang Ocean’. Tres años después, el buque fue reconvertido al transporte de mineral de hierro.    Leer más de esta entrada

El «séptimo continente» es obra humana y básicamente de plástico

Ya denuncié este tema en febrero posteando un artículo de Javier Salas en Publico.es titulado «La basura tóxica del mar se sirve fría en su mesa», sin embargo el caso me parece tan grave que bien merece un nuevo post. Esta vez se trata de un artículo aparecido en ABC.es y en el cual se denomina irónicamente a la mega-basura flotante como «séptimo continente» de nuestro planeta. Algo habrá que hacer, pero…¿quién y con qué fondos se soluciona esto? A mi modo de ver la solución tiene dos vertientes: hay que sacar la aspiradora y además dejar de consumir materiales no biodegradables.  Y hay que empezar ya.

Por J. de Jorge – Existen muchos ejemplos de cómo la soberbia y la indiferencia humanas convierten el planeta en algo parecido a una gran cloaca, pero uno de los más impresionantes, tristemente, es un remolino de millones de toneladas de plástico que se concentra en medio del Pacífico, a unos 1.000 kilómetros de Hawai.

El «continente de plástico» acumula todos los desperdicios imaginables

Conocido como el «gran parche de basura del Pacífico», la «gran isla de basura», la «gran sopa de plástico» o el «séptimo continente», este vertedero marítimo tiene unas dimensiones increíbles. Se calcula que ocupa de 1,7 millones a 3,4 millones de km cuadrados, más o menos el equivalente de tres a siete veces España, y pesa unos 3,5 millones de toneladas. Una catástrofe ecológica que, por desgracia, no deja de crecer. Ahora, una expedición científica francesa liderada por el explorador Patrick Deixonne se dirigirá a esta isla de residuos para examinar su composición y advertir al mundo de su dramática presencia.

La expedición partirá el 2 de mayo desde San Diego (EE.UU.) a bordo de L’Elan, una goleta de dos palos del año 1938. Recorrerá 4.630 kilómetros entre California y Hawai, donde el explorador Charles Moore descubrió accidentalmente esta increíble placa de plástico en 1997. Hasta el momento, solo dos expediciones americanas han estudiado la zona, en 2006 y 2009. Deixonne, miembro de la sociedad de exploradores franceses (SEF), decidió iniciar esta aventura tras observar por sí mismo los residuos durante una carrera transatlántica en solitario hace tres años.      Leer más de esta entrada

Los satélites ayudan a evitar un nuevo Titanic

Hace un siglo, el Titanic chocó contra un iceberg mientras cruzaba el Atlántico Norte y se hundió causando la muerte de 1.500 pasajeros y tripulantes. Hoy en día, miles de barcos cruzan la misma ruta plagada de icebergs sin riesgo y los satélites están ayudando a conseguirlo. Frederick Fleet tenía la tarea poco envidiable de ocupar el puesto de observación en el Titanic durante la noche del 14 de abril de 1912. La información que proporcionaba era la única que el capitán Edward John Smith tenía para conducir el barco a través de estas aguas traicioneras.

Uno de los legados más importantes de la catástrofe del Titanic, fue el establecimiento de la Convención Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar y de la International Ice Patrol (IIP), informa la ESA. La función de la IIP es vigilar a los icebergs y establecer una zona de peligro, sobre la base de observaciones que incorporan los modelos de deriva y fusión.

En cualquier momento, puede haber decenas o cientos de miles de icebergs en las aguas del Ártico. El desafío de la vigilancia de hielos es determinar el número de icebergs que se desplazarán al sur, hacia las rutas de navegación en el Atlántico Norte entre Europa y los principales puertos de los Estados Unidos y Canadá. Hasta la fecha, ningún buque que ha prestado atención a este dispositivo de vigilancia ha chocado con un iceberg.

IIP utilizó al principio embarcaciones para realizar patrullajes de rutina por las zonas de hielo, pero cambió a la vigilancia aérea después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, la vigilancia aérea es el método de reconocimiento primario de hielo, pero IIP tiene como objetivo sustituir este caro sistema y ha estado incorporando  observaciones satelitales, como tecnología futura principal. «IIP utiliza en la actualidad observaciones satelitales de radar para complementar su reconocimiento aéreo de los iceberg y espera que los satélites jugarán un papel más importante en el futuro«, dijo el Dr. Donald L. Murphy, científico jefe del IIP.

«En particular, el lanzamiento previsto de una nueva generación de satélites como Sentinel-1 aumentará drásticamente la disponibilidad de los datos de radar y reducirá el tiempo de revisión del área de interés. Además, los nuevos satélites tendrán mejor resolución para detectar pequeños icebergs«.

Los radares de los satélites son especialmente adecuados para el seguimiento de icebergs, ya que pueden adquirir imágenes a través de nubes y la oscuridad.

Fuente: europapress.es  13/4/2012

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Primer censo de una especie con fotos desde el espacio

Contar pingüinos emperador en su hábitat de hielo antártico no ha sido fácil hasta que los investigadores han empezado a utilizar una nueva tecnología que localiza estas aves desde el espacio, y han recibido además una agradable sorpresa de los pingüinos por sus esfuerzos. Mediante el uso de mapas por satélite con alta resolución suficiente para distinguir las sombras de hielo de los excrementos de pingüino, un equipo internacional ha llevado a cabo un censo sin precedente de pingüinos desde el cielo que se ha prolongado tres años.

La buena noticia fue que el equipo encontró una población de pingüinos emperador en la Antártida que sumaba alrededor de 595.000, casi el doble de las estimaciones anteriores. Pero la mala noticia es que algunas colonias han desaparecido por completo debido a los patrones cambiantes del clima y el futuro a largo plazo de las aves está lejos de ser seguro.

«Sí, este es el primer censo completo de una especie tomada desde el espacio, absolutamente«, dijo Barbara Wienecke, ecologista de aves marinas en la División Antártica Australiana (AAD), que habló con Reuters por teléfono desde el buque de investigación Aurora Australis.

Intentos anteriores de contabilización habían sido inexactos debido al relieve que hizo que algunas colonias resultaran inaccesibles o con temperaturas demasiado frías, que pueden caer en picado a – 50 grados Celsius. Esta vez, el grupo, una colaboración entre la AAD, del British Antarctic Survey, la Universidad de Minnesota y la Institución Scripps de Oceanografía, utilizó inicialmente fotografía aérea para calibrar sus análisis tomados sobre el terreno.

Los pingüinos emperador, con su plumaje distintivo blanco y negro, destacan sobre la nieve. Eso significa que las colonias son claramente visibles en las imágenes de satélite. Sus resultados se publican en la revista PLoS ONE.  La técnica también tiene la ventaja de no tener un impacto negativo sobre el delicado medio ambiente antártico o los pájaros.     Leer más de esta entrada

El concepto del Tiempo y el fin del ‘Big Bang’

Rosa M. Tristán – ¿De dónde viene el concepto de tiempo? ¿Cómo ha ido cambiando a lo largo de la historia de la Humanidad? Y sobre todo… ¿hasta cuándo va a durarnos? Estas son algunas de las preguntas, algunas con respuesta y otras no, que plantea Adam Frank, catedrático de Astrofísica en la Universidad de Rochester (Nueva York) en su último libro: ‘El principio del fin’, que acaba de ser editado en España por la editorial Ariel.

El fin del principio

'El fin del principio' / Adam Frank / Edita Ariel / Año 2012 / 493 páginas / 24,90 €

Frank, que recientemente ha recibido el premio de la Sociedad Astronómica de Estados Unidos por su trabajo de divulgación científica, parte de la idea de que el comienzo de todo, que ahora se considera que fue el Big Bang, dado lugar al Universo, está a punto de ser sustituido. La Cosmología, con sus imparables avances, ya ha planteado nuevas hipótesis, como la compleja teoría de cuerdas o la de los multiuniversos, que podrían «dar origen a una nueva era», en palabras del propio Frank.

¿Y como esa nueva era va a transformar nuestro tiempo? Esta es la reflexión que plantea el astrofísico en su libro. Con un lenguaje ameno, en el que no faltan entretenidas anécdotas, pero sin perder el rigor científico, Frank relata los cambios que se han producido en la concepción del tiempo desde hace 60.000 años hasta nuestros días.

¿Realmente era importante hasta hace poco que fueran las 13.17 minutos o las 13.27? Hoy esa mínima diferencia temporal nos hacer perder aviones o los nervios en una espera, y puede ser la causa de que se pierda un trabajo o una importante cita médica. Pero no siempre fue así.

En este ensayo, se explica cómo se ha ido acelerando el tiempo que marcan los relojes, del mismo modo que se acelera la expansión del Universo. Ambos, el cósmico y humano, argumenta Frank, son historias gemelas. «Son dos historias paralelas que están fuertemente entrelazadas, aunque hasta ahora no se han contado nunca juntas«, afirma el astrofísico norteamericano.

El problema, añade, es que «el principio de todo está listo para ser sustituido«; que el momento singular de la creación en los inicios del ‘Big Bang’, el comienzo del tiempo, está a punto de ser abandonado por la misma ciencia que lo definió. Y se pregunta: si la ciencia de la cosmología está cerca de volver a imaginar el tiempo ¿Cómo afectará eso a la manera en que lo experimentamos entre momento y el siguiente?

El recorrido para dar respuesta a esa pregunta, el autor comienza con las sociedades de cazadores-recolectores y sigue por el Neolítico, el surgimiento de las ciudades, el Renacimiento, la Revolución Industrial… para acabar en la última revolución de la información y las teorías de la física cuántica.

Todo ello, con un enfoque crítico con las sociedades occidentales, en las que la eficiencia y el consumo gobiernan nuestras vidas en una carrera desbocada en la que factores como el cambio del clima provocado por los gases de efecto invernadero presionan para cambiar ese modelo acelerado del tiempo.

En definitiva, una reflexión meditada y documentada sobre la historia cultural y científica de la Humanidad que nos invita a ‘echar el freno’.

Fuente:   elmundo.es  9/4/2012