Las lenguas Indo Europeas se originaron en Anatolia

Martín Cagliani – El castellano, el catalán o el gallego que hablamos, leemos y escribimos son parte de la familia de lenguas indoeuropeas, la más grande del mundo, es decir la que más gente habla en el planeta. La mayoría de Europa y América, mas parte de Asia, hablan idiomas indoeuropeos. Doce de estos idiomas son parte de las 20 lenguas más habladas del mundo, que son el español, inglés, hindi, portugués, bengalí, ruso, alemán, maratí, francés, italiano, punjabi y urdú. Durante los últimos dos mil años, la mayoría de estas lenguas han sido escritas, y su historia contada, pero todavía sigue la controversia sobre cómo, cuándo y dónde fue el origen de esta familia de lenguajes.

indoeuropeosEl que estén relacionados indica que tuvieron un origen común, ahora un equipo internacional de expertos ha publicado un estudio en al último número de Science, sobre un análisis bayesiano filogeográfico, es decir, utilizando la probabilística para hacer un estudio lingüístico y espacial de los idiomas indoeuropeos.

  La mayoría de los estudios históricos y lingüísticos actuales ubican el origen geográfico de esta familia lingüística en la región conocida como estepa Póntica, hace unos 6.000 años en lo que hoy es Ucrania. Las pruebas son de lo que se conoce como paleolingüística: algunas palabras relacionadas con la tecnología de los vehículos con ruedas se encuentran en todas las lenguas de la familia, y la arqueología ha demostrado que que los vehículos con ruedas no son más antiguos que esa fecha, y se ubican en esa región.

Pero una minoría vincula el origen de la familia indoeuropea con la expansión de la agricultura desde la península de Anatolia, hace unos 8.000 a 9.500 años. El nuevo estudio publicado en Science, apoya con pruebas a esta visión minoritaria. Se trata de un análisis que combina un modelo de la evolución de los léxicos de los idiomas individuales con un modelo espacial explícito de la dispersión de los hablantes de esos idiomas. Se han utilizado eventos conocidos en el pasado para calibrar cronológicamente el árbol familiar de los idiomas indoeuropeos.

Gracias a los léxicos, las palabras dentro de cada uno de los idiomas, pudieron retroceder en el tiempo, reduciendo el gran espacio cubierto en la actualidad por los lenguajes indoeuropeos hasta la pequeña región en la cual se originó ese lenguaje común a todos ellos. Y esa región es consistente con la que comentábamos antes relacionada con la expansión de la agricultura, en Anatolia, lo que hoy es Turquía.

Fuente: AlphaGalileo

La Ruta de la Seda de los números: de Asia a Europa

Por Teresa Guerrero.  Cuando hojeamos un periódico extranjero o un libro escrito en una lengua que desconocemos hay un elemento que sí distinguiremos, aunque no sepamos a qué se refieran: los números. «¿Por qué seguimos utilizando miles de lenguas distintas y varios sistemas de símbolos para representarlas y, en cambio, sólo una manera para escribir los números?».

El ojo de Shiva

‘El ojo de Shiva, el sueño de Mahoma, Simbad… y los números’ / Antonio J. Durán / Destino / Año 2012 / 511 páginas / 22 €

El matemático Antonio J. Durán (Cabra, Córdoba, 1962) responde a esta cuestión en ‘El ojo de Shiva, el sueño de Mahoma, Simbad… y los números‘, una obra en la que indaga en el origen de los números, «posiblemente la más antigua herramienta desarrollada por la humanidad, al menos en lo que a las matemáticas y a la ciencia se refiere». Entraron en nuestra vida cuando éramos niños y posiblemente sea la única herramienta científica de uso habitual entre la población. Aunque fueron los griegos quienes acuñaron el término ‘matemáticas’, los números no tienen patria ni inventor al que pueda atribuirse su uso. Han acompañado al hombre desde siempre bajo diferentes sistemas y representaciones. «Podemos afirmar sin exageración que, donde quiera que ha habido humanos, allí han dejado trazas del manejo, más o menos sofisticado, de números», afirma Antonio J. Durán, catedrático de Análisis Matemático de la Universidad de Sevilla.

Y es que el interés de los humanos por los números tuvo un carácter práctico y eminentemente económico. Por ejemplo, para contar animales, determinar cuándo se produciría el siguiente eclipse o llevar las cuentas de un negocio. Los escribas necesitaban saber las cantidades de semillas que debían reservar para sembrar los campos de la divinidad, o los ladrillos que había que eran necesarios para construir la pared de un templo. El autor repasa la etimología del verbo ‘contar’ (deriva del latín ‘computare’, ‘calcular’) y la evolución de su significado.

La actual forma de representarlos, sin embargo, tuvo su origen en la India, en una época imprecisa situada a mediados del primer milenio. Sin embargo, los registros que nos han llegado son muy escasos y el sistema indio sufrió algunos cambios durante ese viaje por las tierras del Islam.

La obra, que combina aspectos del ensayo científico, el libro de viajes y la crónica histórica, recrea en un entretenido relato la ruta que siguieron los números desde el país asiático a España. La misma por la que fueron transportadas extraordinarias sedas procedentes de China, exóticos perfumes de Arabia y esclavos.

Una particular Ruta de la Seda que ha llevado a Durán a rastrear los pasos de exploradores como Marco Polo, Cristóbal Colón, Fernando de Magallanes, Juan Sebastián Elcano, el capitán James Cook o David Livingstone.

Durán, que comienza su relato, con la visita a la ciudad india de Varanasi (Benarés), la ciudad santa del hinduismo, recuerda que ha habido casi tantas formas de nombrar y escribir los números como culturas. Para tratar con ellos, «a la humanidad no le quedó más remedio que ponerles nombre, y cuando se inventó la escritura, decidir cómo escribirlos».

La base más frecuentemente usada ha sido la base de diez porque tenemos diez dedos en las manos, aunque también se usó la de base 20 como en el sistema maya (probablemente porque tenemos 20 dedos). Por razones quizás ligadas al ciclo solar y lunar los babilonios se inclinaron por la base de 60 (sexagesimal) que seguimos empleando para medir horas, minutos y segundos.    Leer más de esta entrada

La biblioteca del monasterio de Santa Catalina en el Sinaí será restaurada

Después de seis meses de estudios de viabilidad, la biblioteca del Monasterio de Santa Catalina en el sur de la Península del Sinaí será restaurada y rediseñada para cumplir con los estándares internacionales. Según el ministro de Estado para Antigüedades, Mohamed Ibrahim, el proyecto empezará el mes próximo, se ejecutará en dos fases e incluirá la restauración de las secciones oriental y occidental de la biblioteca.

La biblioteca contiene unos 3.500 manuscritos del mundo greco-romano, copto, árabe, hebreo, georgiano, siríaco, armenio y udí, así como numerosos iconos raros y otros objetos litúrgicos.

Biblioteca de Santa Catalina del Monte Sinaí. Roger Wood/CORBIS

También alberga una colección de decretos y reglamentos emitidos por califas de la primera época del Islam, destinados a garantizar la seguridad de la población cristiana del monasterio.

Se trata de la segunda colección más extensa de códices y manuscritos del mundo, sólo superada en número de ejemplares por la Biblioteca Vaticana.

El proyecto de restauración está siendo financiado por el propio monasterio y se lleva a cabo bajo la supervisión de la Secretaría de Estado de Antigüedades (MSA). Mohsen Sayed, jefe del departamento islámico y copto de la MSA, señaló que el monasterio había sido incluido en la Lista del Patrimonio de Egipto en 1993 y en la Lista del Patrimonio Mundial en 2002.

El monasterio fue construido por orden del emperador bizantino Justiniano I, que reinó desde 527 hasta 565 dC y desde entonces ha estado en uso de forma ininterrumpida. Contiene la Capilla de la Zarza Ardiente, cuya construcción fue ordenada por Santa Elena, madre del emperador Constantino I, en el lugar donde Moisés se dice que tuvo su famosa visión. Debido a esta conexión con Moisés el monasterio constituye un lugar sagrado para las tres grandes religiones monoteístasjudaísmocristianismo e islam.    Leer más de esta entrada

Arqueólogos descubren los edificios más antiguos de Jordania

En Heritage Portal por la Universidad de Cambridge 20/2/2012.

Los arqueólogos que trabajan en el este de Jordania han anunciado el descubrimiento de unas estructuras de cabañas de 20.000 años de antigüedad, las más antiguas del país.

El hallazgo sugiere que el área fue intensamente ocupada y que los orígenes de la arquitectura en la región se remontan a una época anterior a la aparición de la agricultura.

La investigación, publicada 15 de febrero 2012 en PLoS One por un grupo británico, danés, estadounidense y un equipo jordano, describe las chozas que los cazadores-recolectores utilizaban como residencias a largo plazo y sugiere que muchos de los comportamientos que se han asociado hasta ahora con las culturas sedentarias posteriores, como un creciente apego a un lugar y una red social de largo alcance, existieron hasta 10.000 años antes de lo que se suponía. Las excavaciones en Jaraneh IV están proporcionando una nueva perspectiva sobre cómo los seres humanos vivieron hace 20.000 años. Aunque la zona es hoy claramente seca y árida, durante la última Edad de Hielo los desiertos de Jordania eran un vergel, con ríos, arroyos, lagos y lagunas que proporcionaban un ambiente rico para los cazadores-recolectores.

«Lo que vemos en la el sitio de Jaraneh IV en el desierto de Jordania es una enorme concentración de personas en un solo lugar «, explicó el Dr. Jay Stock, del Departamento de Arqueología y Antropología de la Universidad de Cambridge y co-autor del artículo. «La gente vivía aquí durante largos periodos de tiempo y por eso construyeron estas cabañas. Se intercambiaron objetos con otros grupos de la región e incluso enterraban a sus muertos en el área. Estas actividades preceden a los asentamientos asociados con la aparición de la agricultura, que reemplazó a la caza y la recolección más adelante. En Jaraneh IV sin embargo, hemos podido documentar un comportamiento similar unos 10.000 años antes de que la agricultura apareciera en escena. «

Los arqueólogos, que fueron financiados por una subvención del Arts and Humanities Research Council del Reino Unido, pasaron tres temporadas de excavaciones en el gran yacimiento al aire libre de Jaraneh IV, que abarca dos hectáreas.  Se recuperaron cientos de miles de herramientas de piedra, huesos de animales y otros hallazgos, en lo que aparece hoy como poco más que un montículo de 3 m de altura elevándose por encima del paisaje del desierto.

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Hace 13.000 años ya había autoridad y diferencias sociales en las poblaciones

En lainformacion.com (de EFE). 15/2/2012.

Un equipo de investigadores, con participación española, ha constatado que hace 13.000 años ya había indicios de diferenciación social humana, según los análisis realizados en un antiguo asentamiento de la cultura natufiense, en el sur de Siria y que fue habitado por entre 40 y 60 personas.

Esta es la principal conclusión de una investigación llevada a cabo en un poblado completo de doce cabañas llamado Qarassa 3, en el sur de Siria, durante 2009 y 2010 por científicos españoles y franceses, un trabajo que documenta, además, el paso del nomadismo al sedentarismo.

Juan José Ibáñez, uno de los investigadores participantes de este estudio y perteneciente al CSIC, ha explicado a Efe que el citado poblado se compone de doce cabañas, dos de las cuales muestran un nivel de complejidad superior al resto, una característica que podría indicar una diferencia en el rol social de sus habitantes y, por tanto, la existencia de autoridad.

Ibáñez ha detallado que hasta ahora se había constatado que esas diferenciaciones sociales habían aparecido hace 11.000 años, cuando se establecieron las primeras poblaciones de agricultores y ganaderos.

Esos poblados se organizaban alrededor de un edificio central o singular, a partir del cual se articulaba el poblado.

No se sabe si esta autoridad era individual o colectiva, pero sí que hace 11.000 años se daba una complejidad en la organización.

Este trabajo, sin embargo, demuestra que estas diferencias en el grupo aparecieron mucho antes, hace 13.000 años, cuando aún existían los cazadores recolectores, nómadas en proceso de sedentarismo.

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