Kati: El destino de los manuscritos andaluces de Tombuctú
22/08/2012 Deja un comentario
la plata proviene de la tierra de los blancos, pero las palabras de Dios, las cosas santas, las historias hermosas, sólo se pueden encontrar en Timbuktú»- Ahmed Baba al- Massufi (s. XVI).
Ahmed Baba era uno de los eruditos más destacados de Tombuctú en el período medieval. Sus escritos sobre la ciudad pueden entenderse mejor si nos remontamos en el tiempo a Tombuctú del Imperio Songhai en los siglos XV y XVI. Lo que se encuentra en los escritos de Baba es una de las odiseas más dramáticas de la historia cultural de la humanidad, la de los manuscritos de Kati. La historia, sin embargo, comienza en otra parte y va más atrás en el tiempo. Se inicia en Toledo en la España de hoy, y su legado sigue vivo en Tombuctú y otras ciudades de caravanas de África Occidental.
Desde el Tajo hasta el río Níger
Mediado el siglo XV los musulmanes que aún residían en Toledo comenzaban a sentir la presión que la sociedad cristiana, alentada por el poder, ejercía sobre las gentes de otra confesión. Muchos de estos musulmanes eran descendientes de las numerosas familias visigodas e hispano-rromanas convertidas al Islam en los primeros años del siglo VIII, poco después de la conquista. Ese era el caso de los Banu al-Quti, visigodos que adoptaron la fe de Mahoma quizá como una forma de seguir viviendo en la Ciudad de los Concilios bajo dominio omeya. Durante generaciones la peculiar cultura hispano-musulmana debió ir impregnando las formas de vida de esta familia con tolerancia y gusto por el saber y los libros, algo nada extraño entre los habitantes de las principales ciudades de al-Ándalus.
En 1467 Toledo está en llamas .La Toledo cristiana fue, a lo largo de muchos años, también ejemplo de convivencia, pero en la Castilla turbulenta del siglo XV el tiempo de tolerancia se acababa para los al-Quti ante la intransigencia religiosa en alza. Cuentan las crónicas que el 22 de mayo de 1468 un grupo de toledanos no católicos partían al exilio; entre ellos se encontraba el cadí Ali bin Ziyad, miembro de la familia al-Quti que ejercía de juez civil entre los musulmanes de Toledo.
Abarbanel, Farías o Pinedo, arrojados de España por impía persecución, conservan todavía la llave de una casa de Toledo. Libres ahora de esperanza y miedo, miran la llave al declinar el día; en el bronce hay ayeres, lejanía, cansado brillo y sufrimiento quedo. Jorge Luis Borges
Ali bin Ziyad al-Quti participó en la rebelión que provocó enfrentamientos entre musulmanes y cristianos. La rebelión es aplastada y el hombre se ve obligado a abandonar. En vez de dirigirse hacia Granada (el último reino islámico de al-Ándalus), se hace a la mar en el Estrecho de Gibraltar, llegando al Norte de África, sin otra cosa en su bolsa que algunos manuscritos. Nadie podría haber predicho que estos manuscritos se convertirían en la semilla de una floreciente escena cultural en África Occidental.
El intercambio cultural y económico entre África Occidental y Al-Ándalus florecía desde el siglo XI, y muchas ciudades africanas se reinventan en virtud de formar parte del oro y las rutas de las caravanas de sal. En el siglo XIV, Timbuktu brillaba como la joya de la corona del Imperio de Malí, gracias en particular a Mansa (Kankan) Musa. Musa reclutaba académicos, intelectuales e incluso los arquitectos de al-Ándalus y Egipto con el fin de convertir su reino en un centro de aprendizaje. La Mezquita Djinguereber, conocida como un centro de aprendizaje, construida por el arquitecto El-Saheli de Granada para Musa, sigue en pie en Timbuktu.
Finalmente, Timbuktu comenzó a aparecer en los mapas comerciales europeos y los estudiantes y académicos musulmanes venían hasta de Arabia y al-Ándalus. La culminación de la influencia andaluza, sin embargo, tendría lugar en el siglo XV a través de la familia Kati bajo el Imperio Songhai. Todo comenzó con Ali bin Ziyad, quien llegó a África occidental llevando sólo sus manuscritos. Su hijo Mahmud comenzó a usar el apellido Kati, por corrupción del nombre familiar al-Quti. Mahmud Kati tuvo una madre africana , y así Kati representó el enlace entre dos culturas. Leer más de esta entrada