Los cerebros de la ciencia están ‘en la nube’

En Público por Marta Paloma. 14/2/2012.

Cuando en el mundo de internet se habla del cloud computing o informática en la nube como la última tendencia, lo cierto es que la ciencia ya lleva años utilizando este sistema de descentralización de datos y recursos. Los proyectos de computación distribuida se dieron a conocer al gran público con el SETI (siglas en inglés de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), y hoy en día cualquier internauta puede colaborar en varios proyectos bajándose el software gratuitoBOINC (http://boinc.berkeley.edu) y cediendo tiempo y capacidad de su ordenador personal para procesar información. Estas iniciativas van desde la búsqueda de estrellas giratorias de neutrones a intentar predecir el clima de la Tierra en 2100 e incluso echarle una mano a los científicos del acelerador de partículas LHC.

La novedad de la ciencia en la nube es que la investigación ya no sólo demanda el trabajo de nuestros ordenadores, sino también el de nuestras mentes. La participación popular puede ofrecer una clase de capital imprescindible para el avance científico: el intelectual. Hay numerosas tareas en las que el cerebro humano funciona mucho mejor que el ordenador más potente. Son proyectos que en su avance hacia un descubrimiento requieren de la colaboración ciudadana. No se necesitan conocimientos específicos ni ser ningún cerebrito en la materia, simplemente interés y ánimo de participar en un acto que puede ser el máximo exponente de la democratización de la ciencia.

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