Consecuencias actuales de la guerra del Peloponeso
13/03/2012 Deja un comentario
Artículo por César Molinas.
Sostiene el físico David Deutsch que los humanos no somos todavía inmortales porque Atenas perdió la Guerra del Peloponeso. La frase se las trae, y voy a dedicar la primera parte de este artículo a analizarla con algún detalle para introducir la noción de progreso. En la segunda parte discutiré el papel del progreso, en particular el del I+D+i y de su financiación, en un proyecto de futuro para España.
Me cambié el ordenador hace poco. El viejo se había quedado obsoleto y ya no podía con los antivirus y programas de oficina de última generación. Hice una copia de todos los archivos y programas que tenía en el disco duro y la trasladé al ordenador nuevo, en donde todo volvió a funcionar a gran velocidad. En otras palabras, en 15 minutos conseguí transmigrar el alma de mi renqueante ordenador viejo a mi nuevo y flamante cuatro-núcleos. Mi ordenador tiene un alma potencialmente inmortal: basta con cambiar el hardware de vez en cuando para tenerlo siempre joven, lozano y capaz de hacer cosas nuevas de manera ilimitada.
La inmortalidad del alma no tiene por qué ser una prerrogativa exclusiva de los ordenadores. Es concebible que un proceso similar al descrito en el párrafo anterior pueda realizarse con humanos dentro de algunas generaciones. Una copia del software cerebral —los muchísimos millones de interconexiones neuronales— podría trasladarse a un cerebro nuevo que controlaría un cuerpo también nuevo que alojaría a un alma, ahora sí, inmortal. No creo que haya leyes de la física que impidan este proceso. Si no lo estamos haciendo ya es porque no tenemos el conocimiento suficiente, es decir, que el problema que tenemos es técnico. Si el progreso continúa, la solución de cualquier problema técnico es una cuestión de trabajo y de tiempo. Conseguir la inmortalidad, en el sentido dado en este párrafo, depende de la continuidad del progreso. Leer más de esta entrada