Aspasia de Mileto lleva a Medem a estrenarse como novelista

Julio Medem, ganador de un Goya por Vacas, su debut en 1993, acaba de publicar su primera novela, Aspasia, amante de Atenas, una rendida historia de amor del cineasta por esta «sabia» mujer griega que comenzó siendo un guión de cine sobre su marido, el político y orador PericlesAspasia, amante de Atenas de Julio Medem«Me siento muy orgulloso», ha declarado Medem en el acto de presentación de su novela, tras confesar que escribir la historia de Aspasia que le ha llevado siete años, los dos últimos recluido en una pequeña casa de Los Ángeles, algo que ha calificado de «durísimo».

Aspasia de Mileto, explica un «enamorado» Medem, que califica a esta casi desconocida mujer como «excelente, apasionada, fascinante y sabia». Ella fue uno de los personajes más influyentes de la Grecia clásica, amiga de Sócrates y compañera de Pericles, nacida en 470 a.C. de una familia rica. El novelista ha elegido el antiguo sistema de contar por «rollos», es decir, más o menos un «libro» de la historia cada cien páginas. Y lo ha hecho desde la voz de la propia Aspasia, desde que es una niña de diez años, cautivada por los recuerdos de su padre de la batalla de Maratón, hasta el momento de la muerte de su esposo.

«Ella vive en la Atenas democrática de Pericles, en época de paz, donde surge Heródoto, donde ocurre el teatro: Eurípides, Sófocles, Esquilo. También es el momento de Fidias, de Anaxágoras, del orden dórico, el Partenón… hay una gran cantidad de personajes sabios entre los que aparece esta mujer, que también es sabia», apunta un entusiasmado Medem.

Reconoce que, de la experiencia como escritor, «lo más fascinante es haberme puesto a contar lo que vivió esta mujera través de sus ojos», algo que le resultó «sorprendentemente fácil».

El realizador de La ardilla rojaLucía y el sexo y Caótica Ana, afirma que ya había «guiños» de esta Aspasia en Habitación en Roma: «intuitivamente -dice- hay algo que me resulta fácil» al poner la voz al pensamiento de una mujer.    Leer más de esta entrada

Machu Picchu se llamaba Patallaqta

Se llamaba Patallaqta, que deriva de los vocablos quechuas pata (escalón) y llaqta (pueblo, ciudad, provincia). El nombre venía del sistema de sembradíos utilizado para ganar terreno a las montañas en un territorio, el andino, con escasas llanuras.

Complejo de ruinas de Machu Picchu en Perú. / BERNARDO PÉREZ

Complejo de ruinas de Machu Picchu en Perú. / BERNARDO PÉREZ

En la época de esplendor de Machu Picchu, que duró alrededor de un siglo —entre 1440 y 1533—, el inca Pachacútec ordenó el máximo aprovechamiento de esos fértiles territorios al borde de la selva amazónica para crear una de las mayores reservas de alimentos para la población. Para gestionar toda esa producción construyó una ciudad administrativa, también lugar de culto: La Ciudad Escalón o la Ciudad Escalera, que desde 1911 fue conocida como Machu Picchu.

Quien asegura tener pruebas de esto es la historiadora española Mari Carmen Martín Rubio, basándose en un texto en el capítulo XXXII de laSuma y narración de los incas, la crónica de Juan de Betanzos. En él se dice que el inca Pachacútec, forjador de la máxima expansión del imperio del Tahuantinsuyo, pidió ser enterrado en “sus casas de Patallaqta”. La afirmación exige explicaciones. “Aparentemente hay una contradicción porque Pachacuti (prefiere esta denominación a la de Pachacútec) dice a la vez que quiere que su cuerpo quede en el templo principal de Coricancha, en el Cuzco. Un lugar donde se exhibían para el culto las momias de los gobernantes incas. Lo recogen otras crónicas, como las de Pedro Sarmiento de Gamboa, José de Acosta y también Polo de Ondegardo, que encontró la momia de Pachacuti y la llevó a Lima, donde la vio el inca Garcilaso de la Vega. Pero Betanzos dice que lo enterraron en una vasija de barro en Patallaqta”. Según la historiadora, al morir un inca se hacían al menos dos bultos. Uno era el cuerpo embalsamado, el otro contenía algunos órganos y los recortes de pelo y uñas de toda su vida.    Leer más de esta entrada