La Carrera del Siglo: de Nueva York a París en 1908
16/04/2012 1 comentario
En estos días se está celebrando el Rally Costa Brava Histórico con 104 equipos, de ellos 90 coches clásicos y 14 motos de época, que partiendo desde Montjuïc intentan llegar a Lloret de Mar tras recorrer más de 1.400 kilómetros en diferentes etapas, algunas de ellas nocturnas. Esto me ha hecho recordar una obra maestra de Hollywood que ridiculiza el afán por ir más rápido y llegar el primero a toda costa que apareció en Occidente a principios del siglo XX y del cual aún no nos hemos librado más de un siglo después. Cuanta más tecnología, más ansia por competir. Veamos que sucedió realmente.
¿Acaso el lector recuerda haber visto de pequeño la comedia de Blake Edwards de 1965 titulada en España «La Carrera del Siglo» ? ¿Recuerdan a Tony Curtis, Peter Falk, Jack Lemmon y Natalie Wood discutiendo sobre quién hizo más trampas? Pues bien, esta carrera realmente tuvo lugar y no es ninguna invención del director sino que la película se basó, en parte, en hechos reales. La Gran Carrera de 1908 fue sin duda el comienzo de una nueva era en el transporte en todo el mundo: la era del automóvil.
Los hombres que hacían fila bajo la nieve en Times Square, en la mañana del 12 de febrero de 1908, se estaban embarcando en una hazaña casi inimaginable aquellos días: una carrera de Nueva York a París, hacia el oeste. El concurso no fue patrocinado por el Bank of America o la cervecera Coors , sino por el periódico francés Le Matin y el New York Times. El premio: un trofeo de 635 kg y demostrar que se podía hacer.
La ruta propuesta por la organización llevaría a los conductores por todo Estados Unidos, incluso a través de áreas con caminos no pavimentados, y luego hacia el norte a través del Canadá. Luego darían un giro a la izquierda en Alaska, estado que tendrían que atravesar transversalmente para llegar al estrecho de Bering, para saltar hacia Asia. Los organizadores planificaron que la carrera comenzara en la mitad del invierno con la esperanza de que al llegar al estrecho de Bering estuviera congelado y pudieran correr sobre él. Posteriormente, el curso de la carrera se planificó a través de Siberia, territorio inmenso dónde nadie había viajado antes en coche, y luego una recta final: Moscú, San Petersburgo, Berlín y París.
Total, un viaje de 35.000 km en una época en que el caballo aún se considera más fiable que el «carruaje sin caballos». La New York-París de 1908, fue (y todavía se considera por la mayoría) la carrera más grande de todos los tiempos, incluso superando a la del año anterior, la Pekín-París de 1907, en la que el ganador, el italiano príncipe Scipione Borghese, ató burros y mulas para tirar de su coche y tomó un sorbo de agua e hidrocarburos sacado del radiador para aliviar la sed. Su recompensa fue una botella de champaña. Leer más de esta entrada